domingo, 24 de julio de 2011

Capítulo 6.

Muchas gracias a todos por leerme. De verdad, GRACIAS.
Siento muchísimo el retraso que llevo, pero, aunque las musas estén a mi lado y últimamente por suerte esté bastante inspirada y con mucho material para escribir... Me es imposible. No tengo tiempo para dormir... No puedo tener tiempo para escribir.

LO SIENTO.

Intentaré actualizar tan rápido como me sea posible.

GRACIAS. 



"Y así fue como sentí que realmente volvía a mi casa".

Dicen que tu hogar está donde reside tu corazón. Nunca había acabado de entender el sentido de ese dicho, pues nunca me había sentido identificado. Todo cambia mientras giro el volante distraído hacia la puerta del garaje. Ella está abstraída, aún hay lágrimas en sus ojos, rastros de ellas en sus mejillas. Pero a su lado me siento como si estuviera en el lugar indicado.

Sale del coche sin mediar palabra, sigue escondida entre los mechones negros de su pelo y recoge las maletas con fuerza bruta. Trato de ser amable ofreciéndome para llevárselas, pero se aparta con un gesto brusco. Aún no soy capaz de reaccionar, de ir por un buen camino, nunca he tenido a nadie viviendo a mi lado. Mucho menos a una adolescente.

Tamborileo contra las paredes del ascensor mientras subimos los pisos y ella mira sus zapatillas. Quiero susurrarle palabras de ánimo, darle la receta mágica para que se calme y mire las cosas como realmente son, pero sólo logro suspirar y me revuelvo el pelo, visiblemente nervioso. Ella es inmune a cualquiera de mis gestos, tiene su mirada perdida en un metafórico charco de recuerdos formado en el suelo. Yo la comprendo y suspiro una vez más. Su teléfono suena con una canción de Sum41 (que en cierta manera me recuerda a ellos dos) y basta una simple nota para que ella de un bote y se le erice la piel. Cuelga al tiempo que se abren las puertas y vuelve a llorar. Estoy seguro de que Bobby no ha seguido mi consejo.

Impotencia. Impotencia y rabia. Impotencia, rabia y desesperación. Impotencia, rabia, desesperación y frustración.

¿Qué puedo hacer yo por ella?

No soy más que un desconocido. No es más que una desconocida. No somos más que dos sombras perdidas en nuestras propias oscuridades y no vemos que la luz la tenemos que arrojar nosotros. Pero su sombra me envuelve, es un misterio, es un enigma que me incita a resolver. Ella es un faro de luz radiante, pero la venda que lleva en los ojos le impide reconocerlo. Y yo no quiero ser su debilidad, su piedra con la que tropezar y esconderse. Ella tiene que brillar como la luz que es.

Sin girar un ápice su cara espera impaciente a que le abra las puertas. Al hacerlo el recibimiento no es el que ella se merece. Todo está hecho un desastre (como siempre). La ropa está tirada, la cocina está sin recoger, hay rastros de bebida y ceniza por cada rincón de la casa, todo está en mal estado. Pero ella no sabe que es una representación de lo podrido que está mi ser.

 Pasa y aparta con sus pequeños pies cubiertos por unas converse amarillas un calzoncillo (lo cual me hace sentirme profundamente avergonzado). Por un segundo pienso que va a dar muestra de algún sentimiento, de alguna emoción. Pero ni asco. Ni risa. Ni odio. Nada. Eso es lo que más duele. La indiferencia. Es el mayor daño que alguien puede hacerme.

Se cruza de brazos en mitad de salón y yo recojo un poco mientras hablo atropelladamente. Jamás pensé que la suciedad de mi piso pudiera llegar a ser motivo de tal humillación, pero lo está siendo.

-Tú... Tú puedes dormir en mi habitación o en el cuarto de invitados. Es algo más pequeño que el mío, y sólo lo usa mi madre cuando viene a visitarme. Pero es lo único recogido ahora mismo. Puedes quedártelo, puedes decorarlo a tu gusto y hacer con él lo que quieras.

Y yo quiero arrancarle una sonrisa, darle una esperanza, darle un hogar.

- ¿Dónde está? -su contestación es simple y vacía.

No pretendo contestarle, no tengo fuerzas para seguir intentando algo que no tiene sentido. Le enseño el pequeño cuarto que contiene una cama, un escritorio y un armario de estilo minimalista (y que huele a polvo y a viejo) y me voy antes de ver cómo se desmorona sobre la cama. Y me detengo. Doy media vuelta y vuelvo sobre mis pasos, no puedo ser tan cabrón.


- Cuando quieras cenar puedes salir a por lo que te apetezca.

Esta vez sí me mira y trata de dibujar una sonrisa que se queda en una mueca. Vacía. Una vez más.

Cierro la puerta y salgo de allí. Cabreado. Disgustado. Estúpido. Me siento sobre el sofá y miro a la lejanía, pensando en ella, tratando de desentrañar los hilos de su mente, de cómo llegar a ella. Y consigo un enfado mayor. Pasan las horas y ella aún no ha salido. ¿Tanto me odia? Empiezo a sentirme como la Bestia, encerrando a la bellísima Bella en un cuarto del castillo, esperando que ella salga para cenar, pero nunca lo hace porque le odia con todo su ser. ¿Seré igual?

Si es así, ¿dónde está mi rosa? ¿Cuándo me gané la maldición?

Nunca hubo riqueza, ni belleza, ni avaricia. Sólo un loco enamorado de la vida alguna vez.

No puedo soportarlo un segundo más y abro el mini bar, entregándome a mi compañero de penas y alegrías. El tiempo pasa con horas muertas, con carencia de cariño, de compañía, de luz. Y mis pensamientos se concentran en el culo de la botella, donde están todos mis recuerdos, donde trago cada una de mis desgracias. Y en mi cabeza siempre ella.

Emito un gruñido de rabia y desesperación y reviento la botella contra la encimera de la cocina. Esta vez grito y es de dolor. Mis nudillos se desgarran con los cortes, corriendo la sangre. Siento alguna de las partes hundiéndose en mi carne, arrancándome más alaridos.

- ¿Jack? -susurra una asustada voz desde la puerta.

¿Otra vez su fantasma? ¿Otra vez su recuerdo martirizándome? Es ese rayo de Luna del que hablaba Bécquer, ese que siempre perseguía y nunca alcanzaba.

- ¿Estás bien? -vuelve a repetir y me doy de golpe con que esta es la realidad, su realidad y no la de mi embriaguez.

Tartamudeo como un niño que se siente culpable al decepcionar a su madre. La veo borrosa, pero sé que se acerca cuando siento sus pequeñas y tan suaves y delicadas manos sobre las mías, que parecen las garras de una verdadera bestia. En la que me he convertido. Sin castillos, sin brujas, sin encantos, sin rosas, sin espejos, sin princesas. Sólo un monstruo.

La expresión de su cara se tornea a medida que observa la herida que se ha abierto en mis nudillos. Sus dedos tiemblan con miedo y los desliza a través de la sangre.

- Déjame que te cure -su voz es firme, segura, terca.

Me retiro con brusquedad, huyendo de ella. Me tiro sobre el sofá y contemplo mi mano, inerte, las gotas caen sobre la alfombra, me hipnotizan y no siento el dolor como si fuera mío. Vuelvo a observarla, está asomada al marco de la puerta, mirándome fijamente con su semblante de marfil. Está asustada, ¿de mi? Parece tener miedo de volver a acercarse, de que vuelva a apartarla cuando sólo trata de ayudar. ¿En qué me he convertido? Porque ella vuelve, sentándose en el suelo, recogiendo con un pañuelo el rastro que he dejado.

- Voy a vendarte la mano y me importa una mierda lo que vayas a decir. No te muevas. –sus palabras suenan a órdenes.

Se levanta rápidamente y escucho cómo revuelve algo. Suenan chasquidos, cosas que se golpean, nerviosismo, lo huelo. Regresa y toma la misma posición, y me domestica, su tacto me templa. Mientras el algodón se mancha de alcohol ladeo la cabeza, desentrañando sus pensamientos, descifrando sus ojos, impenetrables. Emito un leve gruñido cuando los pasa sobre la herida y ella se muerde el labio inferior con el colmillo. Mis latidos se aceleran.

El ritual de curación sigue su curso, en silencio, sin una sola mirada. Me evita pero yo no le puedo quitar los ojos de encima.

- Jack... – comienza la frase con temblor en su tono, pero no la termina.

- ¿Sí? - le incito a continuar, expectante por saber qué es lo que quiere saber, qué es lo que le puedo dar.

Sin darme cuenta ya está en pie y dispuesta a marcharse. Niega con la cabeza y noto el rubor en sus mejillas.

- Nada, buenas noches.

Y huye de nuevo como un cervatillo, internándose en el bosque.

3 comentarios:

  1. Me gusta, me gusta, OBVIAMENTE QUE ME GUSTA.
    Madre, estaba ansiosa por otro capítulo tuyo y sí, la espera ha merecido la pena. Cada día tu fic mejora más y más pareciendo imposible porque, con cada capítulo me dejas alucinada. Nunca me cansaré de decir lo cuanto que AMO tu historia y como escribes *-*
    Espero que subas pronto, un beso
    @Beamcfly

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  2. joderes,vuelve a encantarme el capitulo, como siempre, enserio, esta genial.
    Y como siempre, me vuelves a dejar con la intriga de la que pasara con ese "Jack... Nada, buenas noches"
    Por dios, no tardes mucho en subir, no quiero darte prisa pero ya sabes que soy muy impaciente.
    Vuelvo a repetirtelo, me e-n-c-a-n-t-a, tu historia y tu forma de escribir que es tan jodidamente perfecta.
    Asique, ya sabes, no me tardes mucho en subir vale?:)unbesito!

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  3. No se si te lo ha dicho, pero Jack puede, no soy una experta, pero creo que tiene un claro problema con su gemelo Jack.
    Bueno ahora hablando serio, me da tanta pena Jack, esta tan roto, tan devastado, ¿que le pasó? Me encanta la historia, muy mucho.

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