jueves, 4 de agosto de 2011

Capítulo 7.

¡Jelouses!
Espero de nuevo que este capítulo os guste :)
¡Dar de nuevo las gracias a quienes me leéis!
Acepto cualquier tipo de crítica u opinión, para eso está la opción de "comentarios" ;)

Gracias <3





Tal y como caen las hojas del otoño pasan los días junto a Mery. La brisa comienza a ser ventisca, los segundos minutos, y las horas... Parecen años. Todo es distinto, todo es igual. Su llegada fue como una bofetada de aire frío en una noche calurosa de verano.

Han pasado dos semanas desde que su cara se quebró por el llanto y su presencia invadió toda la casa. Pero está ausente.

Quizá no la conozca, quizá no sepa nada de ella, pero la noto vacía, apática. Su cara de muñeca de porcelana sólo es una mueca carente de cualquier sentimiento. No demuestra tristeza, ni pena, ni nada que yo pueda descifrar en su rostro, en su mirada perdida. Vaga por la casa en escasos momentos, la mayor parte del tiempo está encerrada en su habitación y me impido a mi mismo entrar allí.

Las habitaciones son templos sagrados, úteros privados donde cada uno guardamos nuestros recuerdos, donde escondemos nuestras lágrimas sobre la almohada, donde nos desnudamos en cuerpo y alma, exteriorizando lo que somos, resguardándonos en los días de lluvia, donde nadie te moleste.

Sobre todo cuando eres un adolescente y no posees más que esas cuatro paredes que significan tu mundo.


Era primavera. Un día soleado en el que las flores comenzaban a extender sus pétalos desplegando su inmensa belleza. No era más que un crío de apenas 17 años que soñaba con salir y comerse el mundo. Y ahí, plantado en el escritorio frente a la ventana que daba al patio exterior, sujetaba el carboncillo en alto, dibujando cada detalle que las vistas me ofrecían. Bastaba un simple movimiento en la escena para que otro folio fuera ensuciado por cientos de líneas que plasmaban cada segundo de mi vida.

Pero no fueron esos dibujos los que convirtieron aquel día en un sueño de verano. No. Fue esa chica de pelo naranja que caminó por la acera de enfrente. Llevaba su pelo recogido en una trenza, unos pequeños y cortos vaqueros ceñidos que apenas se divisaban bajo la ancha y holgada camiseta blanca. Su expresión era desenfadada, despreocupada y bondadosa. Era angelical.

Sus pies se pararon en una casa cercana y abrió las verjas. Al rato volvió a salir de aquella pequeña casa con algo entre sus manos. Se sentó sobre el césped y comenzó a afinar la guitarra que había llevado consigo. Mis oídos jamás hubieran estado preparados para escuchar su melodiosa voz entonando una canción desconocida, quizá nunca inventada.

Su forma de cerrar los ojos al evadirse, las muecas de sus labios al cantar, sus finos dedos desgarrando con delicadeza cada acorde, su piel marfil erizándose en cada nota. Todo explotó dentro de mi.

De un plomazo tiré todos los papeles, pisando los bocetos al subirme al alféizar de la ventana y dejar mis pies colgando. Cogí el cuaderno y la miré una vez más antes de dejar que mi pluma se deslizara sobre las líneas, dejando que las palabras fluyeran sin necesidad de pensarlas, sólo las sentía, las dejaba brotar. Aquella sirena se había convertido en mi musa y quimera.

Estuve durante horas escribiendo. Algunos versos sin sentido, otros llenos de optimismo y sensualidad. Fuera como fuese, había encontrado una nueva forma de plasmar mis sentimientos.

Y todo entre esas cuatros estúpidas paredes donde observaba los destellos cobrizos de su melena para inspirarme. Donde destrozaba mis nudillos contra las paredes cuando todo salía mal. Donde olía a incienso y óleo. Donde podía sentirme protegido. Donde siempre podía ser yo.



Es como si haya vivido un sueño.

Levanto la vista y miro mis manos. Tan torpes e inútiles. Inservibles. Manos que tiempo atrás crearon arte ahora no son más que piel muerta. Su tacto es mucho más rugoso que cuando era un crío y las pulsaciones en las yemas cuando estaba inspirado terminaron de sentirse.

Sin ser consciente he llegado hasta el escritorio, y en un gesto decidido he tirado todo al suelo. Y por unos segundos siento un deja vú. Me siento con el papel frente a mis narices y observo el folio en blanco. Trato de pensar, de imaginar, de dejar que fluya una sola línea. Pero no puedo, algo bloquea mi mente. Años. Miedos y dudas. No encuentro la palabra adecuada para empezar algo de lo que ni siquiera estoy seguro que será, pero podría apostarme todo lo que tengo a que "Mierda" encajaría a la perfección.

No recuerdo cuánto tiempo llevo aquí pero no hay ni siquiera un sólo garabato en la hoja. No he sido capaz ni de emborronarlo. Lo que sí empieza a estar borroso es todo cuanto gira a mi alrededor. Quizá sea cosa de llevar horas mirando un punto en blanco. Quizá sea culpa del whiskey.

Dejo caer todo el peso de mi cabeza sobre mis brazos flexionados sobre la mesa, tirándome del pelo en un gesto desesperado. Estoy tan hundido en mis pensamientos, tratando de encontrar algo útil en ellos que pego un sobresalto al sentir una mano posándose sobre mi hombro.

- Jack… - suspira ella-

Aunque Mery lleve días allí es como si volviera a estar solo. Desde que llegó a la casa todo ha seguido igual. El primer día estuve tan emocionado como cuando un niño tiene una mascota nueva y fantasea con la idea de cuidar y mimar a su animal, sólo que en vez de tener un cachorrito tenía una adolescente. Pero nada más lejos de la realidad. El silencio sigue siendo silencio y la rutina la orden del día.

Lo poco que ha cambiado es la cantidad en la lista de la compra y mi ruta de cada día. Antes de ir a trabajar tengo que pasar por su instituto. Los viajes son cortos, pero se hacen eternos al ver que ella no abre sus labios mas que para soltar secos "Hola" o "Hasta luego". No conversamos a la hora de cenar, no nos damos los buenos días. Es un fantasma que lejos de cambiar mi vida la ha vuelto más carente al ver que no soy capaz de hacer nada por ella.



- Necesito un favor...

Su voz no es más que un fino hilo. Me sacude una oleada de escalofríos, mezcla de mi ebrio estado y la necesidad de satisfacerla. Giro con lentitud mi cuerpo hacia ella, tratando de enfocarla. Carraspeo.

- ¿Qué es lo que... - pero no termino la frase, soy incapaz. Algo dentro de mi se enciende como un faro dando la esperanza a un barco tirado en la deriva. Vuelvo a ver a la dulce y angelical joven de pelo rojizo sobre el jardín y entonces lo siento. Me pongo en pie con tal rapidez que me tambaleo y ella arquea una de sus cejas algo confundida. Mi corazón late ágil, inquieto, jadeante y ansiado.  Esas vibraciones en la punta de los dedos.

Cojo su brazo por el codo y la miro a los ojos.

 - Antes necesito que hagas algo por mi.

Primero su mirada se torna desconfiada y trata de retirar mi mano, pero su gesto va cediendo con la curiosidad de la cría que es y da paso a una sonrisa medio ladeada, intentando hacerse la dura, pero puedo leer la fogosidad en sus labios y la necesidad de saber qué es lo que estoy pensando.

- ¿Qué es lo que quieres?

No respondo. Doy media vuelta y comienzo a meter las cosas más necesarias en una mochila. Ella está cruzada de brazos en mitad del salón, observando cada giro que doy, cada objeto que meto. Cuando creo estar seguro de que lo tengo preparado todo entrelazo mis dedos entre los suyos sin permiso y tiro de ella, huyendo de aquella casa, corriendo hacia un destino incierto.

- ¿Dónde vamos? - dice intentando parecer seria, pero su tono delata la diversión.

- Hacia el pasado - contesto esperanzado, introduciendo tan rápido como puedo las llaves del coche en su ranura.

2 comentarios:

  1. Pf, .. esque cada vez alucino mas contigo, con tu forma de escribir y con todo.
    Enserio, es increible,genial, me ha gustado muchísimo.
    Y como siempre... dejas el final del capítulo con esa intriga de que es lo que pasará y a saber lo que se le ha ocurrido ahora a nuestro querido Jack.
    aawwn, no tardes en subir porfavor, aunque ya se que estas liadilla y tal... pero bueno, esperare impaciente el siguiente capítulo, como siempre.
    Te lo vuelvo a repetir: ME HA ENCANTADO!
    unbesoooo:)

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  2. ¡AAAAAAAAH! Pero Polly, no me dejes así T.T
    Ahora estaré intrigada hasta que subas.
    Por dios, no sé como lo haces, pero siempre me dejas así. Con ganas de más.
    ¿Sabes? Espero que alguna vez aprenda a escribir como tú, porque de verdad, es fascinante como te expresas. Como reflejas tus sentimientos.
    Espero que subas muy pero que muy prontito ¿ok?:)
    Un beso, @beamcfly

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